Es prácticamente imposible acertar con el momento más adecuado para invertir. Emocionalmente es difícil hacerlo cuándo las cosas se ven francamente pesimistas y los mercados caen con profundidad durante un tiempo prolongado. En las últimas grandes correcciones de 2011, 2018 y 2020 los mercados rebotaron con prontitud.
Dichos periodos de mercados bajistas, casi siempre se descubren como los mejores como para invertir o hacer fuertes aportaciones, pero en el momento en cuestión de tomar la decisión las cosas se ven distintas. La perspectiva no es la misma que una vez se ve todo desde la lejanía. El miedo es libre y la precaución ha mantenido la supervivencia durante siglos.
Lo que sí se podría decidir, aunque igualmente nada fácil, es tratar de no perseguir el mercado cuándo todo está al alza y subirnos al carro de lo que está de moda. Más fácil de decir que de hacer.
La resultante del inversor medio cuándo comienza a invertir suele ser:
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Inviertes en lo que sube
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El mercado te da la razón durante un tiempo
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Ese tiempo es lo suficientemente amplio como para que se piense que “siempre será así”
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Cuándo viene el cambio de tendencia o una época bajista lo conseguido, durante un plazo más o menos largo, se elimina en pocos meses
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Comienzan las dudas y en no pocas ocasiones acaba en este punto el camino de muchos inversores. Curiosamente muchos de los que abandonan el mercado son los que, en un principio, estaban más pendientes e interesados en el mundo de la inversión
Nos ha pasado a casi todos los inversores y es casi una lección por la que tiene que pasar uno mismo.
Estar invertidos en activos financieros que desde inicio ganan mucho capital, pero que desde nuestro punto de entrada están en pérdidas. Y en muchas ocasiones, no pocas pérdidas.
En la resultante a largo plazo de un inversor resulta curioso observar cómo las grandes rentabilidades vienen obtenidas por la siempre nombrada paciencia. Para quien mira el mercado asiduamente se convierte en aburrimiento de no ver resultados a corto y medio plazo. Alguna estadística viene a resumir que si observas el mercado a diario la tercera parte del tiempo te vas preocupado a dormir. Es básicamente la razón por la que a los inversores que apenas miran su cartera, están expuestos al mercado de forma diversificada y dejan pasar los años, no les ha ido nada mal.
Estar expuesto al mercado de forma diversificada durante décadas tiene una alta probabilidad de rentabilidad positiva => La rentabilidad del mercado.
La rentabilidad del mercado pasa por periodos muy largos de épocas bajistas y laterales que son curiosamente los momentos temporales más adecuados para invertir y en los que menor riesgo de ajuste o caída se produce cuándo llegan momentos complicados.
Parece que tiene sentido. Algo que no ha subido mucho se convierte en refugio de aquellos activos que han tenido una subida muy pronunciada y que, no pocas veces, corrigen con la misma proporcionalidad en sentido contrario.
Para multiplicar por tres veces en los últimos 10 años en el índice Suizo SMI, ha habido que pasar 4 años sin rentabilidad. Incluso rentabilidad negativa durante ese espacio temporal si se ha entrado justo en el periodo máximo de 2015. Aún así se hubiera obtenido una rentabilidad cercana al 80% a día de hoy.
Desde hace más de una década he sido inversor recurrente en las acciones de la empresa Berkshire Hathaway. BRK.B
Durante largos periodos de tiempo cuándo los títulos están planos o bajistas se oye siempre el mismo rumor: “Los abuelos son muy majos pero igual ya están mayores…”. Posteriormente llegan los momentos alcistas, (que como siempre en RV suelen ser más pronunciados y cortos en el tiempo), y la narrativa pasa a ser: “Estos hombres se mantienen siempre en forma”. Justo en los momentos cuándo el recorrido ya está prácticamente realizado es cuándo aparecen las recomendaciones de compra.
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Por repetidos que sean los mensajes para invertir de una forma racional y diversificada en el tiempo: el proceso, la paciencia y el plazo (3P) han sido pilares fundamentales a la hora de tener rendimientos aceptables.
En nuestra visión de entender la inversión se aúnan la perspectiva (o enfoque de ver la inversión), la persistencia del dato y la particularidad del momento para modelar una adecuada gestión del riesgo.
Imposible conocer el devenir del futuro en los próximos años. Lo que podemos establecer, con un proceso definido, es tratar de obtener la rentabilidad del mercado con la opcionalidad de conseguir una mejora. Siempre por el camino que aúna: la lógica, el sentido común y la racionalidad de un método científico.
¡Que bien lo explica Marcos, que fácil parece y que difícil es llevarlo a cabo!
Las 3 P y no mirar los valores liquidativos a diario es apuesta ganadora.
Muchas gracias por todo lo que comparte.