Los Españoles Millonarios de la puerta de al lado. Inversores Particulares Longevos en Renta Variable.

España es un país donde nos cuesta hablar de dinero, probablemente por buenas razones. 

En esta maravillosa tierra, el ascensor más conocido al nirvana financiero se ha construido ,y probablemente se sigue y se seguirá construyendo, con cemento y ladrillo, razón por la que es más o menos sencillo encontrar historias de inversores particulares que han llegado a amasar grandes patrimonios generadores de rentas inmobiliarias, pero es bastante más complicado conocer a las rara avis que han hecho de la renta variable su activo estrella.

Los millonarios de los que voy a hablar, algunos partícipes de Adarve, otros amigos desde hace años o décadas, con los que he tenido y tengo la suerte de compartir amistad y cariño, son la fuente de inspiración de este escrito. 

He tenido la oportunidad de tener buenas conversaciones con ellos a lo largo del tiempo y en estas líneas me gustaría sintetizar los principios que he podido extraer.

Por respeto a su privacidad, hablaremos de ellos como un ente genérico. Se trata de personas con más de cincuenta años, médicos, empresarios que siguen al pie del cañón en diversos sectores, otros que vendieron sus negocios o funcionarios de alto rango, por citar algunos ejemplos. Cada uno con una manera diferente de ver la vida y las inversiones, pero con bastantes rasgos comunes. 

Es cierto que muchos han gozado o siguen gozando de considerables fuentes de ingresos por sus actividades profesionales, pero también es cierto que la mayoría de ellos vienen de orígenes humildes y han tenido que trabajar mucho para poder llegar a fin de mes de manera digna durante sus primeros años.

En cuanto a inversiones, el rasgo quizá más marcado y común es su paso por el Value Investing español, viviendo gran parte de su eclosión y años dorados. 

La generación bisagra que sucedió a la imagen del jubilado con una cartera llena de Matildes (acciones de Telefónica) o Santanderes, con la suficiente amplitud de miras como para dejarse permear por nuevas ideas y exponerse a un mundo cada vez más global.

Sin más, veamos los doce rasgos comunes que he visto entre este heterogéneo grupo.

1. Invertir es un acto de autoconocimiento, no de genialidad

En el panorama financiero español, donde la educación financiera ha sido históricamente un desastre, muchos inversores se lanzan al mercado sin una comprensión real de su perfil de riesgo. Esto ha dejado una pila de cadáveres financieros con los que se podría atravesar la península ibérica sin tocar el suelo. Los inversores más longevos no sólo conocen su tolerancia a la volatilidad, sino también sus sesgos cognitivos. Esta introspección les ha ayudado a construir carteras que se han ido adaptando tanto a las crisis como a su propia evolución personal.

«Invertir con éxito no requiere un coeficiente intelectual altísimo, sino un temperamento que controle las ganas de cometer errores graves». – Warren Buffett

2. El interés compuesto es la paga extra del inversor paciente

En una cultura donde el ahorro históricamente se ha enfocado más en el corto plazo (cuentas remuneradas, caza-depósitos etc..), los inversores más longevos se atrevieron a exponerse mucho más al riesgo global. Lo que empezó como pequeñas aportaciones mensuales, fruto de un gran esfuerzo en su día a día, combinadas con décadas de reinversión, les ha permitido generar un patrimonio que parece desproporcionado en comparación al esfuerzo inicial.

Si alguna vez dudas del poder real del interés compuesto, no dudes de invitarles a un café. Son la prueba real de que la frase apócrifa atribuida a Einstein de que el interés compuesto es la octava maravilla del mundo, es una verdad como un templo.

3. El tiempo invertido vence al mejor market timing

No hace falta profundizar en los estudios de Inverco sobre el comportamiento inversor español, donde muestran que los particulares suelen comprar tarde y vender pronto y mal. Los inversores más longevos aprendieron que el secreto no está en predecir el siguiente giro del mercado, sino en permanecer invertidos, soportar las caídas y dejar que el ciclo juegue a tu favor.

«Lo más importante no es acertar con el cuándo, sino soportar el tedio de ver crecer lentamente la hierba sin hacer nada».

4. La estabilidad emocional es más rentable que la brillantez intelectual

En épocas como la crisis financiera de 2008 o el crash del COVID-19, muchos inversores abandonaron el mercado en el peor momento dejándose llevar por el pánico y deshaciendo el camino hecho. Los inversores más longevos desarrollan una capacidad emocional que les permite observar, esperar y actuar sin dejarse llevar por el ruido. Invertir para ellos es más una prueba de carácter, y no solo de conocimiento.

Como anécdota real, comentaba con uno de ellos mi último escrito de hace unos días referente a la dureza de las caídas de los mercados, 

“Lo importante es lo que hagan el gestor y el inversor, sobre todo cuando dependen el uno del otro. Cuando el fondo X (uno de los fondos emblema del Value Investing Español), se deshizo, no había suficiente liquidez para atender la huida (yo también hui espantado) pero la gran lección fue la de 2008. Creo que los que la vivimos en primera persona (llegué a perder el 67% de mi patrimonio) estamos curados de espanto y nunca hemos vuelto a ser los mismos, afortunadamente.

Y lo primero que entendí, es que no había perdido realmente nada si no reembolsaba”

5. Diversificar no es tener cinco acciones del IBEX

La generación anterior de inversores españoles creía firmemente que diversificar era repartir las posiciones entre Telefónica, Santander, Iberdrola y poco más. Tampoco se les puede culpar, pues en esa época y más desde España, la variedad de instrumentos para invertir era muy limitada. 

Los veteranos se han ido curtiendo entendiendo la necesidad de distribuir el riesgo entre sectores, geografías y tipos de activos, incluyendo fondos indexados, ETFs y renta fija.

«La diversificación es la única comida gratis de la inversión», como decía Harry Markowitz.

6. El ahorro constante vale más que el capital inicial

La mayoría de inversores longevos no han heredado una fortuna o acertado en una única gran inversión. Lo que realmente les movió la aguja fue la disciplina del ahorro regular. Aportar sencillas cantidades mensuales durante 30 años produce más efecto que una gran inversión puntual, que además suele estar mal gestionada.

Este patrón ha sido validado por múltiples estudios, como el de BME sobre hábitos de ahorro en España, que señala la correlación directa entre planificación financiera y patrimonio acumulado.

7. Los errores no se evitan, se gestionan

Seguro que a estas alturas piensas que su generación lo tuvo más fácil por no tener tantas posibilidades de haber sido estafados debido a la inmensa cantidad de productos actuales.

Lo cierto es que convivieron con los Fórums Filatélicos, preferentes o chiringuitos financieros de turno. 

Más de uno se ha dejado pelos en estas gateras, pero la clave está en cómo reaccionaron ante ellos. Diversificaron, aprendieron y, sobre todo, no repitieron los mismos errores. Aceptaron que lo mejor es enemigo de lo bueno y que a veces simplemente, para hacer una tortilla hay que romper unos huevos.

8. No inviertas en lo que no puedas explicar con palabras sencillas

El inversor que ha resistido ciclos no lo hace porque domine derivados o algoritmos, sino porque comprende lo que posee. Tal vez no puedan explicar las tripas de un producto, pero sí han dedicado tiempo a conocer a los gestores y tratar de conocer cómo funciona un estilo de inversión.  Como suele decir Arturo habitualmente, si algo no se puede explicar en una servilleta de bar, probablemente no sea una buena idea de inversión.

9. La impaciencia tiene un precio que no quieres pagar

A diferencia de otros países, en España las ganancias tributan cada vez que se vende un activo. Por eso los inversores más longevos prefieren vehículos con ventajas fiscales, como los fondos de inversión. Entienden que la rotación constante puede ser el enemigo silencioso del rendimiento neto.

En muchos casos, su visión de “la cartera de la lata de café” , que básicamente es invertir y dejar que el tiempo pase sin moverse, ha sido uno de sus grandes aliados evitando pasar por Hacienda y componiendo el capital lentamente.

10. El largo plazo no es una excusa para la inacción

En la misma línea, pero como cara de la misma moneda, ser paciente no significa desentenderse. Los inversores más longevos tienen un plan, lo revisan sin volverse locos cada cierto tiempo, y se van adaptando a sus cambios vitales o macroeconómicos. No persiguen modas ni cambian de estrategia cuando los mercados pasan por turbulencias.

11. La suerte importa, aunque pocos lo quieran reconocer

Aunque sean disciplinados, constantes y metódicos, muchos reconocen en privado que tuvieron su golpe de suerte: estar en el lugar adecuado, con la persona adecuada, en el momento justo. La suerte no lo explica todo, pero tampoco se puede ignorar tanto en sus negocios que les permitieron impulsar sus carteras como con otros giros del destino que difícilmente se pueden sacar de la ecuación.

12. Gradualmente y de repente de golpe

Así es como muchos describen la evolución de su patrimonio: años de siembra con poco impacto aparente, hasta que de pronto todo empieza a multiplicarse. Lo que parecía lento e ineficiente, se vuelve imparable. El tiempo, al final, siempre juega a favor de quien permanece.

Epílogo: Invertir en España, con cabeza y con tiempo

Aunque la cultura financiera española está cambiando, aún queda mucho por recorrer. La buena noticia es que no tienes porque ser una persona brillante para ser longevo en los mercados. Basta con aprender, adaptarse e ir adquiriendo la capacidad del dolor, que siempre llega, resistiendo con la cabeza fría. Los mejores inversores particulares españoles no son los que más ganan en un año, sino los que siguen ahí al cabo de veinte.

Muchos llegaron a acumular importantes fortunas sin buscarlo, un golpe de suerte los puso en posiciones patrimoniales considerables que había que gestionar, otros fue el producto de una vida invirtiendo con buen juicio. Cada historia es un mundo, quizá con suerte podamos continuar la serie conociendo algo más de su camino con entrevistas anónimas.

 

Referencias:

  • Inverco (2023). Estudio sobre el comportamiento del inversor minorista en España.
  • BME (2022). Informe sobre hábitos de ahorro e inversión en los hogares españoles.
  • CNMV (varios años). Estudios sobre productos complejos y conocimiento financiero.
  • Fundación de Estudios Financieros. «Inversores particulares y largo plazo en España» (2021).
  • Inversores anónimos españoles entrevistados. Fuente propia.

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