La perfección no existe, o quizá no sea como la imaginas y cuanto antes lo entiendas, probablemente mejor.
En +D , Quilem, un miembro muy apreciado, lleva mucho tiempo trabajando y publicando una tabla en la que ordena por rentabilidad los fondos más seguidos en el foro y en las redes sociales.
Me gusta observar las reacciones los días que publica la tabla, pues hay cuatro patrones que más o menos se repiten.
- Los fondos que no están y quieren estar, por el prestigio de aparecer en la popular tabla.
- Los inversores que se fijan en las posiciones del podio.
- Los inversores que se fijan en las posiciones colistas.
- Los inversores que se fijan en el purgatorio del medio, y la consistencia de su permanencia en ese limbo atemporal.
De los primeros, poco que comentar por aquí. Estar en la tabla es existir para el mundo de las redes sociales, con sus cosas buenas y sus cosas malas, sin mucho más que añadir.
Los segundos ya se ponen más interesantes, pues los eternos buscadores de la perfección, siempre anhelan y desean poseer los primeros fondos. Los podios son los podios, y las conversaciones en barbacoas con amigos se salpimentan mejor cuando uno puede presumir de tener lo mejor de lo mejor. De ese momento, eso si.
Los terceros representan un inversor mucho más curtido y bragado. Aquel que honra a Horacio con su famosa cita de que los caídos volverán a la gloria y los que hoy ocupan la gloria volverán a caer. Los últimos serán los primeros et al.
Los cuartos son los que personalmente mas me llaman la atención, pues le dan poca importancia al cielo y al infierno, y sobreviven al tedio de vivir en el purgatorio. Es sin duda lo más complejo emocionalmente, pues presupone habitar un espacio incómodo.
Lucilio Vanini, un filósofo del siglo dieciséis, encapsuló la definición de que la más fabulosa perfección reside en la imperfección. De acuerdo a Vanini, un mundo sin potencial de evolución asume un estado estático de las cosas que carecería de las características de la verdadera perfección.
Imagina por un momento que cada día de tu vida tu cartera subiera un poco. Que todas las inversiones fueran siempre hacia arriba sin importar lo más mínimo el cómo las hubieras seleccionado. Un mundo perfecto e ideal, al menos sobre el papel.
Ahora sincérate contigo. ¿Esto es realmente lo que querrías?
Hace ya bastantes años que un concepto me impactó profundamente. Lo más importante para descansar es haberte cansado previamente.
No es posible valorar y disfrutar plenamente del proceso de una vida invirtiendo, si uno previamente no ha probado las hieles de los errores, de un proceso poco pensado o simplemente de la mala suerte.
Seguro que tus momentos más felices como inversor han venido tras meses o incluso años de malos resultados. Gradualmente fueron mejorando y luego a veces, de golpe.
Un día, en retrospectiva, los años de lucha te parecerán los más hermosos, decía Freud, El oficio de acumular monedas , a menudo deja mejores plusvalías en la forja de nuestro carácter que en poder permitirnos el acceso a un lujo que muchos de nosotros ni siquiera sabemos valorar.
Una cartera perfecta es una cartera imperfecta. Siempre hay margen para la evolución, tanto tuya como de tu cartera. Lo importante no es por tanto qué resultados consigas a corto plazo, sino la consistencia y la honestidad con tus objetivos, tu proceso y tu evolución emocional e intelectual como inversor. ¿Difícil, verdad?
En Adarve lo comentamos habitualmente, pues siempre hay modelos en los laboratorios que están despuntando de una manera francamente explosiva. Otros modelos que están operando en el fondo, pasan etapas sin demasiada pena ni gloria.
La tentación siempre es la misma, quitar los que languidecen y dar paso a las jóvenes promesas. Sin embargo nuestro proceso y nuestro mandato es otro. Ser fieles al proceso y darle el tiempo suficiente a las cosas para que podamos trabajar con información asentada, haciendo cada día el fondo un poco mejor que el mes anterior.
Honestamente, creo que lo estamos consiguiendo y al margen de los resultados, el proceso está sometido a un efecto Lindy permanente que cada mes va mejorando los engranajes del proceso.
Probablemente conozcas a Ben Trosky, un gestor de bonos que alcanzó bastante éxito en un periodo de diez años. Después de retirarse, compartió el secreto que le llevó a tener tan buen resultado en el largo plazo. Evitar conscientemente estar en las primeras posiciones de cualquier ranking de fondos.
¿Y por qué hacía semejante estupidez?, te preguntarás.
Básicamente porque sabía que alcanzar las primeras posiciones en la mayoría de ocasiones suponía adoptar un enfoque temerario. Adoptó lo que el llamaba “mediocridad estratégica”.
Cenando una noche con Luis Angel de Salud Financiera, que lleva unos cuantos tiros pegaos en lo que al mundo de las finanzas personales se refiere, me comentaba como una de las cosas que deberían ser más importantes como es la coherencia de lo que el fondo hace respecto a para qué se creó, es de las cosas que menos mira un inversor particular.
Buffett tiene su particular heurística para algo tan importante. Nadie hace buenos negocios con malas personas. Es decir, por mucho que a corto plazo uno pueda ganar dinero con algo o con alguien, si lo que hay detrás no es coherente, tarde o temprano vendrán las sorpresas.
Para un inversor, probablemente sería más útil disponer de una imposible tabla que midiese factores como la coherencia del producto, las comisiones o el riesgo asumido por el equipo asesor. Todos factores que se me antojan realmente difíciles de cuantificar.
Resumiendo. La verdadera perfección para una cartera es aceptar que siempre será imperfecta por diseño. Como bien dice Marcos, si no tienes una parte de tus inversiones que te molesta, probablemente no estés lo suficientemente diversificado.
Tu configuración de tus activos es algo personal e intransferible. Siempre habrá alguien que lo estará haciendo mejor que tú, del mismo modo que siempre encontrarás a quien le está yendo peor. Entender la mediocridad estratégica te permitirá vivir una vida libre de presiones tan innecesarias como inútiles y te abrirá las puertas a entender verdaderamente lo que influye decisivamente en el largo plazo.
¿Apasionante, verdad?